El 24 de septiembre de 2023, exactamente hace 363 días, el Real Madrid se hundía en el Metropolitano ante el Atlético. Aquel día, un vulgar equipo blanco claudicó (3-1) tras un decepcionante rendimiento defensivo. Morata, por partida doble, y Griezmann sellaron un obra que significó la última derrota en Liga del equipo de Ancelotti. Desde entonces, 38 jorndas consecutivas sin hincar la rodilla. 28 victorias y 10 empates con 89 goles a favor y únicamente 23 encontra. Siendo Rodrygo, con 17, el máximo goleador de la serie blanca. La racha actual ya iguala la de la Real Sociedad entre abril de 1979 y mayo de 1980 y mantiene al Real Madrid en el camino de alcanzar también los 43 encuentros sin caer del Barcelona entre abril de 2017 y mayo de 2018. Precisamente los de Ancelotti alcanzarían esa cifra en el Clásico ante los azulgrana de finales de octubre si se mantienen intocables hasta entonces. «Queremos estar toda la temporada sin perder», asegura Rodrygo. «Significa que estamos haciendo las cosas muy bien», asegura Ancelotti. «Las claves son la calidad, carácter y compromiso», detalla Modric. Vuelta a la casilla de salida: el Metropolitano En esta Liga de 38 jornadas, 32 últimas de la pasada campaña y seis de la actual, Fede Valverde ha jugado todos los partidos. Un fijo para Ancelotti. Le sigue Rodrygo con 35, Rüdiger 34 y Modric y Brahim con 33 encuentros. Ante el Alavés cumplirán un año invictos y después visitarán el Metropolitano, donde todo empezó hace un año. El último triunfo, ante el Espanyol, fue balsámico para el equipo de Ancelotti cuyo debate por el juego crecía con el paso de los partidos. Carvajal, que se retiró con pequeñas molestias, Rodrygo, Vinicius y Mbappé, dejaron en nada el gol en propia encajado por Courtois. Ello y la aparición estelar de Endrick. [Endrick reclama más protagonismo: vuelve a convertir en oro sus minutos con el Madrid] Le bastaron diez minutos para volver a dar un golpe sobre la mesa en forma de penalti provocado. De sus botas nació el cuarto gol que cerró el triunfo del Real Madrid. De un arrebato salvaje de fe. Savló un balón sobre la línea del banderín de córner y, tras desbordar a Carlos Romero, avanzó metro con el jugador del Espanyol colgado de su espalda hasta que pisó área y cayó. La joven perla no sumará muchas titularidades de aquí a final de temporada, pero oposita a ser un jugador importante para su equipo. Cada vez que sale la lía. Todavía pudo redondear su exhibición exprés con gol tras una pared con Mbappé, pero su zurdazo de marchó alto. Mayor precisión y determinación tuvo días antes en el mismo escenario ante el Suttgart, bajo el marco de la Champions. El brasileño espera agazapado su oportunidad mientras por el camino va dando golpes. No tiene prisa, es consciente de que por delante tiene mucha y fuerte competencia y las oportunidades le llegarán a cuentagotas. Por el momento da un zarpazo en cada mini rato que se viste de corto. Ancelotti lo sabe, aunque bendito problema. Rock and roll que define el italiano.