El fútbol italiano vuelve a estar en el centro de un escándalo, otra vez con tintes mafiosos que sacuden no solo a los fanáticos del Inter de Milán, sino también a las más altas esferas del crimen organizado. El asesinato de Antonio Bellocco, heredero de una de las familias más influyentes de la ‘Ndrangheta, a manos de Andrea Beretta, líder ultra neroazzurro, ha desatado una tormenta de sospechas que van más allá de un simple ajuste de cuentas entre amigos. Este crimen no solo reaviva los fantasmas del asesinato de Vittorio Boiocchi, exlíder de la Curva Nord, sino que también deja al descubierto las conexiones entre el fútbol moderno y el crimen organizado en Italia. La mañana del miércoles en Cernusco sul Naviglio, una tranquila localidad del interior de Milán, fue testigo de una escena que parece sacada de una película de gánsteres. Antonio Bellocco, de 36 años, vinculado al clan de la ‘Ndrangheta de Rosarno, y Andrea Beretta, de 49 años, líder histórico de los ultras del Inter de Milán, se encontraban juntos en un coche de marca Smart. Lo que comenzó como un encuentro aparentemente normal entre amigos, terminó en tragedia. Bellocco disparó una bala que hirió a Beretta en la pierna. Sin embargo, la respuesta de Beretta fue fulminante: apuñaló a Bellocco en la garganta, causándole la muerte. Este episodio, que sucedió poco antes de las 11 de la mañana, tuvo lugar en el patio del gimnasio ‘Testudo’, una escuela de boxeo frecuentada tanto por Beretta como por Bellocco. Ambos habían acudido allí para entrenar, como solían hacer, pero ese día los acontecimientos tomaron un giro inesperado. Tras ser herido, Beretta fue trasladado de urgencia al hospital San Raffaele de Milán, donde permanece bajo custodia debido a su implicación en el asesinato. [Maradona, las drogas y la Camorra: su relación con los Giuliano y la traición de la mafia italiana] Beretta ha justificado sus acciones como legítima defensa. Según su relato, temía por su vida: «Me defendí porque si no me mataría». Según su abogado, Mirko Perlino, la bala disparada por Bellocco alcanzó a Beretta entre la pierna y el costado izquierdo, desencadenando una confrontación que terminó en un asesinato. Este crimen no es un hecho aislado. Andrea Beretta, conocido por ser el líder de la Curva Nord del Inter, ha estado en el punto de mira por sus actividades delictivas en el pasado. Beretta había sido vetado durante diez años de los estadios, como resultado de su implicación en actos violentos en el entorno futbolístico. Sin embargo, su influencia en la Curva Nord no disminuyó. De hecho, en los últimos tiempos había cedido el control organizativo a Marco Ferdico, otro ultra del Inter, pero seguía siendo una figura clave entre los seguidores más radicales del equipo. Por otro lado, Antonio Bellocco, descendiente de una de las familias más poderosas de la ‘Ndrangheta calabresa, también había encontrado su lugar en el entorno de los ultras del Inter. Hijo de Giulio Bellocco y sobrino del histórico jefe Umberto Bellocco, Antonio había sido condenado en el pasado por su participación en actividades mafiosas, en el marco de la ‘operación Sunset’ dirigida por la Dirección Antimafia de Regio de Calabria. Tras cumplir su condena, Bellocco se trasladó a Milán con su familia y, aunque aseguraba haber dejado atrás su vida criminal, su estrecha relación con Beretta y su integración en el mundo ultra levantaron sospechas. En los últimos años, Bellocco se había convertido en una figura prominente en la Curva Nord, lo que no pasó desapercibido para las autoridades. Las investigaciones de la antimafia apuntaban a que su presencia en el entorno de los ultras podía estar relacionada con los intereses criminales de la ‘Ndrangheta en Milán. No solo se sospechaba de su implicación en actividades como la extorsión y el tráfico de drogas, sino que también se creía que Bellocco aspiraba a controlar la Curva Nord desde las sombras, desplazando a Beretta en los asuntos más importantes. Amistad rota y violencia A pesar de la amistad que unía a Beretta y Bellocco, quienes incluso la exhibían en redes sociales, parece que en los últimos tiempos las tensiones habían ido en aumento. La relación entre ambos, en apariencia sólida, podría haberse visto afectada por la ambición de Bellocco de tomar el control total de la Curva Nord. Esta creciente rivalidad no era desconocida en los círculos ultra, donde se hablaba de una fricción que podría haber sido el detonante de la tragedia. La noche antes del asesinato, Beretta y Bellocco jugaron juntos un partido de fútbol sala entre amigos, un ‘derbi’ entre aficionados del Inter y del Milán. Una imagen publicada en Instagram por Marco Ferdico, en la que se les ve sonrientes, demuestra que la tensión no era evidente. Sin embargo, horas después, la situación cambió drásticamente. Beretta afirmó que llevaba días sin dormir y que se había armado tras escuchar rumores de que querían matarlo. Estos temores culminaron en el fatal encuentro en el gimnasio. Beretta y Belloco, en el ‘partidillo’ de fútbol que jugaron poco antes del asesinato La muerte de Antonio Bellocco no es solo un golpe emocional para su entorno, sino también un desafío para el equilibrio de poder dentro de la ‘Ndrangheta. Matar a un miembro de la familia Bellocco, especialmente a alguien con un linaje tan prominente, no es algo que pase desapercibido en los círculos del crimen organizado. Los investigadores temen que este asesinato pueda desestabilizar las frágiles treguas que mantienen las familias mafiosas en Milán, donde la paz entre clanes ha sido cuidadosamente mantenida durante años. La familia Bellocco, con profundas raíces en el crimen organizado de Calabria, ha estado involucrada en numerosas actividades ilícitas, y el asesinato de Antonio podría desencadenar una serie de represalias. La intervención de los clanes de Aspromonte, que actúan como guardianes de las reglas de la ‘Ndrangheta, será crucial para evitar una escalada de la violencia. Peligro en las gradas Las investigaciones del asesinato están ahora en manos de la Dirección Distrital Antimafia, que no descarta que el crimen pueda estar relacionado con los intereses del crimen organizado en la Curva Nord. La conexión entre la mafia y los ultras del fútbol no es nueva en Italia. El asesinato de Vittorio Boiocchi, exlíder de los ultras del Inter, en 2022, aún sin resolver, ya había planteado interrogantes sobre los vínculos entre estos grupos. El crimen de Bellocco y las implicaciones que tiene para el mundo ultra de Milán son solo la punta del iceberg. Durante años, las autoridades italianas han sospechado de la presencia de mafias en las gradas de los estadios de fútbol, donde el control de los aparcamientos, la venta de merchandising y hasta el tráfico de drogas forman parte de un entramado delictivo mucho más amplio. Los ultras no solo son fanáticos del fútbol, sino también actores en actividades ilegales que van más allá del deporte. A la izquierda, Vittorio Boiocchi, el líder ultra asesinado en 2022 El asesinato de Boiocchi, que en su momento fue comparado con el asesinato de Diabolik, líder ultra de la Lazio en 2019, fue un recordatorio de que los intereses criminales en el fútbol no son exclusivos de un solo club. En el caso del Inter, la Curva Nord se ha convertido en un terreno fértil para la influencia de la mafia, y la muerte de Bellocco podría ser el catalizador para una tormenta de violencia que involucre a otros actores del crimen organizado. El asesinato de Bellocco a manos de Beretta no solo ha dejado un vacío en la Curva Nord del Inter, sino que también ha sacudido los cimientos de las relaciones entre la mafia y el fútbol en Italia. Las conexiones entre los ultras y el crimen organizado, que durante años han sido objeto de investigación y sospecha, ahora están en el centro de atención. Las consecuencias de este crimen, tanto a nivel deportivo como criminal, podrían cambiar radicalmente el panorama del fútbol italiano y de las estructuras mafiosas que lo rodean.

Por Carmen